“Para mi el irme de intercambio fue en un principio una forma de ponerme a prueba demostrándome a mi misma lo capaz que soy de hacer las cosas sola y salir del status quo. En un comienzo estaba muy asustada de lo que iba a hacer esta experiencia para mi, y dude hasta en irme, pero luego me atreví a vivir esta tremenda oportunidad. Yo creo que este fue uno de los momentos más importantes que he vivido en mi vida, de los que más he disfrutado y recordaré con muchísimo cariño. Durante el intercambio aprendí y valoré muchísimas cosas. Lo primero, fue el abrirme y conocer una cultura diferente a la mía. Yo estuve en España, específicamente en el País Vasco, que si bien su idioma oficial es el español, tienen su propio dialecto, el cual aprendí y conocí toda la cultura que está zona tiene por detrás. A la vez, recorrí diferentes lugares en donde cada uno tiene su historia y las cuales fueron muy interesantes de aprender. También, en esos meses aprendí mucho a valorar a quienes tengo al lado. Mis nuevos amigos fueron una parte importante de este proceso, en donde no sólo disfrute de muchos momentos con ellos sino que pasaron a ser mi familia tanto en momentos felices como en otros no tan buenos.
Otra cosa que valore mucho de este Intercambio es que te permite aprender de más ámbitos de la carrera que en Chile son difíciles de encontrar. Yo tome ramos muy interesantes que me permitieron entender temas relevantes para la carrera, que incluso me ayudaron a la vuelta del intercambio cuando tuve que realizar mi práctica y que eran cosas que si no me hubiese ido seguramente no las hubiera aprendido hasta entrar a trabajar. Por último, logré demostrarme a mi misma que puedo ser una persona independiente y desenvolverme bien sola. Tanto en el proceso previo como durante la experiencia de intercambio uno es responsable de que todo salga y funcione bien. Para mi fue lograr exitosamente una meta que me propuse y me esforcé por tanto tiempo”

Dominga cofré

“Siempre he sido una persona que se propone sueños y lucha por cumplirlos; el intercambio fue uno de esos proyectos que me enorgullece haber logrado. Si bien es una idea que motiva a todos en un principio, al ver que tenía que estudiar inglés, hacer el TOEFL, tener buenas notas, planificar mis ramos y enfrentarme a miles de otros trámites, la idea se va poniendo menos atractiva y solo crecen los miedos e inseguridades. Me acuerdo de haber estado a punto de rendirme muchas veces por creer que no iba a ser capaz de tener un buen puntaje de inglés, no ser seleccionada en ninguna de mis opciones o porque algún papel iba a entregar mal. Pero agradezco haber perseverado porque no solo me permitió vivir una de las mejores experiencias de mi vida, sino que empecé aprendiendo mucho desde esos principios. Soy de la teoría de que cuanto más esfuerzo se le ponga a los desafíos, más se disfruta el resultado. Cuando llegó el momento de irme, nuevamente había miedos que trataban de conquistarme; me sentía incapaz, solo sobre pensaba cómo iba a moverme, cocinarme, sociabilizar, básicamente cómo iba a sobrevivir. Pero uno llega y todo empieza a fluir. Amor a primera vista con mi querido Ámsterdam, una residencia que se sentía como mi casa (me preocupé de decorarla para eso), con dos maletas y siendo novata en Europa logré transportarme perfectamente y luego de varios fracasos culinarios logré alimentarme. Los meses pasaban y conocía cada vez a personas más especiales que me iban enseñando de sus culturas, personalidades y formas de mirar el mundo. Si bien por el inglés me costó ser yo misma en un principio, me enorgullece decir que con el tiempo pude ser yo al 100%, haciendo bromas y formando amistades tan valiosas que sigo manteniendo hasta hoy. Para mí, el intercambio fue, en resumidas cuentas, un regalo maravilloso que solo me llevaba a disfrutar y agradecer cada día por lo afortunada que fui de poder vivirlo. También me hizo darme cuenta de que uno siempre puede superarse y que vale la pena seguir luchando por lo que te motiva aunque a veces cueste. Son de esas cosas en la vida que solo se aprenden y disfrutan del proceso”

Beatriz prieto